viernes, 18 de abril de 2008

Lo que siento

Hola! ¡Aquí estoy con ustedes para confiarles lo que cada día siento en el corazón!

Gracias, Señor, por los chicos de Santa Catalina

por mis amigos de los Quintos Años

por los jóvenes de la casa de Don Bosco.

Siento su amistad, la fuerza de su alegría y de su bondad.

Cuando me incluyen en sus charlas, en sus encuentros,

están también invitándoTe, aunque no lo sepan ni lo digan.

Sencillamente, si paso el tiempo con ellos es porque me llamaste

desde mis 18 años para estar entre los jóvenes,

y cada día me renuevas esta misión.

Quisiera imaginar el futuro de cada uno.

¿Qué será de este chico? ¿Qué será de esta chica?

¿Qué camino recorrerá cada uno?

¡Cuántas alegrías vendrán! ¡Cuántas dificultades! ¡Cuántos interrogantes!

¡Bendice, Señor, la vida de cada uno,

sus expectativas, sus afectos, sus próximas decisiones!

Que guarden en su interior las mejores experiencias vividas.

Que el resentimiento o la bronca no arruguen la frescura de sus rostros.

Que las dificultades o los sufrimientos no apaguen

la sonrisa espontánea de sus labios.

Que el aire contaminado que respiramos,

no sofoque la brisa del amor tierno

ni neutralice la fuerza en sus proyectos.

¡Gracias, Señor, por la energía juvenil que me transmiten cada día!